En el Proyecto de unidad global-Un nuevo cuento de hadas, Sami Awad, fundador y director palestino de la organización The Holy Land Trust, dice:
El desafío es situarse en una base que no existe y aceptar que el futuro es vacío y vano. El desafío es hacer aquello que honre y respete a cada individuo que vive sobre esta tierra. Con sus historias, identidades y relatos, y con el respeto por los mismos, crear un futuro al cual mirarán y pensarán: "no pertenezco a este mundo, pero quisiera ser parte de él y ampliaré mi propia identidad personal y mi sistema de creencias para pertenecer a este nuevo cuento, a esta nueva narrativa".
Eso hacen los líderes, narran cuentos de hadas y nosotros debemos crear un nuevo cuento de hadas para el pueblo de esta tierra que será tan inspirador que todos querrán unirse. Desde ya que muchos se opondrán, muchos se burlarán, te ridiculizarán, te ignorarán, te combatirán, y luego tú ganas. Y creo que lo grandioso de la afirmación de Gandhi es que, al final, tú ganas. Podría haber dicho que ellos te ridiculizan, te ignoran, te combaten y que ellos pierden, ellos, ellos, ellos, pero al final, dijo "tú ganas". Y no hay perdedores en la creación de esta narrativa.
Para mí, se trata de volver a la esencia de esta tierra. La llamamos Tierra Santa. Todos nos sentimos conectados a esta tierra en el espíritu y la religión y no se puede negar la conexión que todos tienen con esta tierra. No podemos afirmar que Jerusalén se nombra sólo unas pocas veces en el Corán, y más veces en la Torá, y que eso significa que tenemos más derecho sobre esta tierra. En cada identidad hay un fuerte reclamo por esta tierra y una gran conexión.
La premisa de la narrativa del futuro debe basarse en el reconocimiento de que todos los que vivimos en esta tierra tenemos los mismos derechos. Los palestinos deben reconocer y respetar que los judíos tienen el mismo derecho a vivir en esta tierra. La comunidad judía debe reconocer y respetar que los musulmanes y los cristianos tienen el mismo derecho a habitar esta tierra.
En mi opinión, no se trata de una solución política que proponga la creación de un estado, o dos, o diez. En última instancia, lo que propongo es que no haya fronteras entre los estados del mundo. No obstante, si para lograr el objetivo principal se debe pasar por un proceso de dos estados que ayude a edificar la confianza y el respeto mutuo entre las personas y no lleve a la división y a la separación, apoyo esa idea. Si la solución es crear un solo estado en el que haya igualdad, respeto y dignidad para todos dentro de un sistema político de un estado que ayude a transformarnos en una visión global más amplia, también lo apoyaría.
Todo lo que necesitamos para comprometernos, para movilizarnos, incluso crear una narrativa para esta tierra, debe formar parte de una narrativa más amplia, la narrativa global que todos estamos buscando.
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