Carl Sagan fue un reconocido astrónomo, pero también un divulgador científico muy popular en su tiempo. La serie que realizó y presentó en la televisión, Cosmos, todavía es hoy recordada por su gran calidad. De hecho, en ella demostró sus cualidades de extraordinario contador de historias.
Recuerdo aparecía semanalmente en una televisión todavía en blanco y negro, en mis años de adolescencia. Hablaba de unos temas que me sorprendían mucho, y aquella voz pausada, casi hipnótica, se grabó en mi mente para siempre. Por eso, su libro Cosmos está conmigo desde hace años, y ha sido releído en varias ocasiones. El siguiente vídeo es un ejemplo de por qué fue capaz de llegar a tanta gente. Cuentan que la serie fue vista por más de 500 millones de personas y en más de 60 países.
El paso de las estrellas por el cielo nocturno ha inspirado a la humanidad desde muy antiguo. A través de la observación del sol, la luna, las estrellas y los planetas, los primeros pueblos aprendieron a medir el tiempo, como reflejaron en sus relatos. Así, en las distintas mitologías, las estrellas son las hijas del cielo y de la tierra que ordenan el mundo. Pero ahora, en la escuela y en el instituto, estas historias adquieren otra dimensión con el uso de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, el espinazo de la noche que nos contó Sagan, formada por los cientos de millones de estrellas de la Vía Láctea, puede verse en este pequeño vídeo. Se realizó en agosto de este año, en Queensland (Australia), cuando comenzaba a caer la noche sobre el mismo centro de la galaxia, que se movía hacia el oeste. En la lejanía del cielo, en el este, también se observan algunas de las nubes de Magallanes.
2010 Queensland Astrofest Skyscape Time Lapse from William Castleman on Vimeo.
En la serie Cosmos, Sagan contemplaba la Tierra desde un punto de vista extraterrestre, como si viniese hasta aquí en una especie de nave espacial. Con ella se aventuraba en el inmenso océano del espacio y nos mostraba una forma de vida única, que, para el tiempo cósmico, acababa de surgir en un pequeño mundo azul. Pero ahora estamos descubriendo, gracias a las últimas investigaciones, que una de cada cuatro estrellas semejantes al Sol puede albergar planetas como el nuestro. Puesto que cada día es más evidente que nadie habla en nombre de la Tierra, como él mismo ya se preguntaba, alguien tendrá que defender su memoria y nuestra supervivencia…
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