Hacía tiempo que tenía guardado el enlace de Rory’s Story Cubes, pero fui dejando esos cubos de historias para otro momento. Hasta que los descubrí en una librería y ya no pude resistirme. La idea del juego es muy simple y muy original a la vez: una caja de pequeño tamaño que contiene 9 dados blancos, todos con imágenes diferentes en cada una de sus caras.
Así que esos nueve dados muestran 54 imágenes, y con ellas se pueden hacer más de 10 millones de combinaciones, según su creador. Con esos elementos, el juego sirve para construir historias, aunque no hay ni ganadores ni perdedores. Sólo el triunfo de la imaginación.
Las instrucciones son escasas, pero en realidad no se necesitan porque el juego es sencillo: inventar una historia y contarla. En clase, por ejemplo, el juego se hizo tanto de manera individual como en pequeños grupos, y se usaron algunos de nuestros artefactos para contar. Y también las ideas del caldero mágico, por supuesto. En cualquier caso, las historias que se creaban siempre se decían en el aula. Y eso ocurrió con La oveja mágica, que imaginó una niña.
Yo no voy a empezar con el clásico “Érase una vez” o “Hace mucho tiempo”… Comienzo así:
¡Hola! Me llamo Andrea, y no era la típica niña que cree en la magia, hasta hoy por la mañana. Cuando estaba jugando tan ricamente con la Nintendo DS, apareció una oveja y me dijo:
-No te asustes. Vengo para decirte que me llamo Melody y que tienes que ayudarme a salvar a la reina.
Así que le dije: Vale, ¿pero por qué yo?
Ella me respondió: ¡Porque tú nunca haces nada!
Y yo respondí: Ya, ya…
Bueno, al siguiente día fui con ella a salvar a la reina… ¡pero de las ovejas! Y, además, ¡a salvarla de un perro!
Al final, claro que salvé a la reina de las ovejas, y ella sólo me dio las gracias…
Nota: Para utilizar con smartphones y tablets, existe una versión para iOS y otra para Android. Al igual que los dados, no son gratis…
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