Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, teólogos, filósofos y filólogos se lanzaron a una carrera para conocer el lenguaje original del Paraíso. Ahora nos puede parecer un trabajo absurdo y equivocado, pero en su momento esas investigaciones condicionaron el conocimiento que se tenía del mundo.
En los primeros días de la LOGSE, en los años 90, convencimos a muchas familias de la necesidad de una educación en la lengua materna del niño. Mediante esa iniciativa, muchos hijos de la Galicia rural y marinera fueron escolarizados en su idioma propio. Y, de esa forma, la lengua gallega entró por fin en la escuela, en el paraíso de la enseñanza. Pero ahora, a comienzos de un nuevo siglo, algunos ya no quieren saber nada de la lengua materna de los niños, si es el castellano... Han decidido que esa idea es inservible y anticuada. Pues quieren que aceptemos de una vez por todas que es Galicia -su Galicia- quien tiene todos los derechos, y no los ciudadanos que nacen y viven en esta tierra.
Por suerte, Contomundi sabe que los cuentos del mundo, al igual que las lenguas, no se odian entre sí. Son el fruto de una tradición ancestral y de los contactos entre las gentes de las diversas culturas.
En cierta medida, los cuentos populares forman parte de una literatura de resistencia...
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